sábado, 7 de noviembre de 2009

…o quizás nunca fui oveja blanca…

pulso

Asómense al universo de los besos rotos, el que está al otro lado del cristal, donde la sangre que corre por las venas de quien allí habita es de un color oscuro, de ese color oscuro tan característico que tiene la sangre al ser bombeada por un corazón a la sombra de sentimientos rotos.

Y me asomo a ese cristal

y resulta que no es tal

y me miro en el espejo

oculto tras el cristal.

Se puede cambiar tanto en tan poco tiempo?? Cómo puede uno cambiar su esencia tan fácilmente?? Cómo se pasa al otro lado del espejo?? Cómo se entra en este universo donde no se ve si hay salida??

Y es que una oveja blanca no puede ser negra de la noche a la mañana… o eso pensaba yo… o quizás nunca fui oveja blanca… o quizás no sé quién soy, ni el color que tengo, quizá soy un cordero, encerrado en esa caja que dibujé para aquel principito, donde no se ve que es lo que hay dentro, donde no se ve tu esencia, donde no se ve que cordero eres, donde si no me atas me puedo comer a la única flor (con espinas) que hay en tu diminuto planeta.

Nadie me enseñó a querer…

Dónde se aprende a querer??

Y llega el miedo, el miedo a la silla en blanco, a los mojitos como única compañía, a la vida gritando alrededor de tu isla, esa en la que te has metido, en la que nadie te ve, en la que tan solo estas rodeado de… ¿gente?

3 comentarios:

  1. Solo hay una escuela en la que se aprende a querer, tienes que escuchar al corazón...
    Somos muchos las almas solitarias y rodeadas de gente, espero q te sirva de mínima compañía...
    esa foto....no me gusta...:(

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  2. Nuestra esencia siempre es la misma, pero estamos en constante cambio... porque la vida se mueve, nos cambia. Y somos nosotros y nosotras, pero en otro lugar, con otra "gente", lejos de las cosas que fuimos y que ya no somos,que ya no podemos volver a ser.

    Si siempre fuéramos los mismos, nunca podríamos mejorar ni seguir adelante... Aunque siempre tengamos momentos en los que no nos reconozcamos.
    Eso sí, no pierdas tu esencia por mucho que cambies. Lo de aprender a querer, creo, es aún más difícil... pero habrá que intentarlo.

    Me gustó mucho tu entrada,

    Un abrazo

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  3. Alberto.....había una silla en blanco en mi habitación....esta arañada, roída por el tiempo, carcomida por animales q no conseguí ver... esa silla ya no tiene respaldo..ni asiento..solo queda el esqueleto envejecido, muerto por el dolor...
    la habitacion se ha quedado a oscuras....una isla seria un paraiso para deambular....
    pero esa silla sigue muerta, muerta por el dolor, muerta y solitaria...en el mismo rincón.
    Pero Si, es la misma, en el mismo lugar, su esencia no ha cambiado...

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